Algunos dicen que llegaron de Sonora y aquí adoptaron la tortilla de maíz; otros, que fueron traídos a Tijuana por los residentes poblanos. La historia se pierde en los más de cien años de la ciudad. Hoy lo que disfrutamos, y tanto nos representa a los tijuanenses, es el taco de carne asada que identificamos de lejos, por el humo de la taquería o el golpeteo insistente de un cuchillo que pica la carne sobre la tabla.