En el corazón de la Avenida Revolución, en un local que conserva su estructura original, los propietarios recrearon la atmósfera de la Época de Oro de Tijuana, contratando para ello a instaladores que aún usan técnicas como el Terrazo para los pisos. En la fuente de sodas, un refrigerador vintage nos transporta en el tiempo. Y, hablando de transportar, en el área de concierge, un recibidor de madera traído de un antiguo hotel de la Península, sirve de taquilla para boletos de autobús a California. Completan la experiencia los abanicos del techo y la barra de madera con un gran espejo intervenido por un artista local.